Una vez más, la vocalía de discapacidad de la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM), organiza unas jornadas de actividad en la montaña.
Ya es mediados de Septiembre, y mientras mucha gente dice adiós a sus vacaciones, a nosotros nos quedan ocho intensos días en el precioso valle de Benasque (Pirineo Aragonés). La previsión del tiempo no es mala, pero la inestabilidad iba a reinar durante todas nuestras jornadas, mejorando a final de la semana.
Domingo, 13 de septiembre
Es hora de partir, el maletero hasta los topes de material y unas tres horas hasta nuestro destino. Una vez acomodados y tras la obligatoria siesta, cogemos los aparejos de escalada y manos a la obra. El destino, la escuela de escalada de Sacs (junto al río Ésera, antes del desvío a Cerler).
Se trata de una zona de roca caliza, bien equipada y con vías para todos los niveles. Tras unos largos fáciles de calentamiento, nos lanzamos a por alguna vía de mayor graduación. La toma de contacto ha sido buena, las vistas preciosas y la compañía inmejorable. A por el siguiente día.
Lunes, 14 de septiembre
Día nublado pero sin tormentas… hoy es hora de mojarse en el barranco de Barbarruens, un clásico de la zona, lleno de saltos y toboganes aunque siempre podemos rapelar si no lo vemos claro.
La aproximación se hizo un poco larga ya que el coche se deja en la carretera (pista de acceso solo apta para todoterrenos), pero merece la pena. El agua estaba bastante fría y las extremidades lo acusaron. Aunque algún que otro rayo de sol se asomó al barranco, no fue suficiente para calentarnos, tan siquiera un poco.
Si este tipo de actividad siempre va acompañado de una gran atención a la hora de moverse por el curso del río, realizar la misma con una persona con baja visión requiere aumentar mucho las precauciones y esta atención.
(Raúl) Cuando me encuentro en un barranco, tengo que estar muy atento a la información que recibo por un lado de sentidos como el tacto (fundamentalmente de las manos, pero también el de los pies) y por otro de la persona que me acompaña la cual siempre debe matizarme las características del punto en que nos encontramos.
El resultado fue que pasamos bastante frío, que nos divertimos como niños y que sin duda, mereció la pena.
Martes, 15 de septiembre
Es hora de seguir con la escalada, Mi compañero y amigo Raúl Simón pertenece al equipo nacional de paraescalada y con las competiciones a la vuelta de la esquina, no puede dejar pasar ninguna oportunidad de entrenar.
La zona elegida esta vez es la escuela de Sesué, concretamente en la vertical que se creó para el paso de la carretera. Se trata de una roca muy pulida aunque bien equipada.
Tras pasar la mañana subiendo y bajando como un “yo-yo”, nos acercamos a la ferrata del Castellaso. Dicha ferrata aprovecha una antigua cantera para subir a lo alto del monte del mismo nombre. Desde allí es visible toda la parte inferior del Valle. Aunque la ferrata presenta algún desplome y la pared es muy vertical, no implica ningún riesgo ni paso comprometido si estamos habituados a ellas.
Para cerrar un día perfecto de escalada y con la lluvia sobre nosotros, la tarde la pasamos entrenando en el rocódromo, situado en las instalaciones de la Escuela Española de Alta Montaña de Benasque (EEAMB). Uno no puede evitar imaginarse a todos los grandes escaladores que allí han entrenado y desear ser, al menos, igual que ellos.
Miércoles, 16 de septiembre
Las bicis nos esperan. Mañana fresca y las piernas nos piden movimiento. Benasque tiene muchas rutas y caminos para perderse y eso es lo que hicimos.
Salimos de Benasque dirección Castejón de SOS y nuestra idea es evitar las carreteras principales. Tras una vuelta por el embalse de Linsoles, cruzamos la carretera en busca de las sendas que unen los vecinos pueblos de Eriste, Sahún, y Villanova.
El estado de los caminos hizo que cambiáramos de ruta de regreso, haciendo la “puyada a Liri” (parada obligatoria en su Albergue a tomar algo y disfrutar de sus vistas) y vuelta a Benasque a descansar.
(Raúl) Como gran aficionado al BTT, y habituado desde niño a la competición en esta modalidad, me resisto a dejarlo de lado, sin embargo, se me hace cada vez más difícil realizarla pese a la ayuda e interés de las personas que me acompañan y me guían, siguiendo una técnica similar a la que utilizo para el esquí (con intercomunicadores y el guía marcándome el camino por delante).
Jueves, 17 de septiembre
Último día que dedicaremos a la escalada y qué mejor que la escuela de Guayente. Buena roca un tanto desplomada en algunas zonas y con final de placa en muchas vías donde la adherencia juega un papel importante.
No nos encontramos con nadie en toda la jornada y cuando nos quisimos dar cuenta eran las cuatro de la tarde, aún sin comer y con el gran reto del Aneto (nuestro plato fuerte) para mañana.
Viernes, 18 de septiembre
El pico más alto del pirineo, el Aneto (3404m), espera nuestra llegada.
Son las cinco de la mañana y nos ponemos en marcha, aparcamos en la Besurta y sin perder más tiempo empezamos a andar. La noche aún es cerrada y los frontales son imprescindibles. Tras algún que otro titubeo por el camino, nos ponemos en la dirección correcta, dejando atrás el refugio de la Renclusa y encarando la fuerte pendiente que nos conduce al portillón superior, paso obligatorio de la vía que hemos elegido.
Pronto nos damos cuenta que el Aneto no nos lo va a poner fácil, la noche anterior ha nevado y todas las piedras están cubiertas de una fina capa de nieve. El paso se hace lento y peligroso y nos retrasa poco a poco.
Ya de día podemos vislumbrar el Aneto y su glaciar. Las vistas son espectaculares y la nieve que nos acompañó casi todo el camino, aunque nos lo hizo más complicado, le dio un toque invernal.
Vamos encontrándonos con pequeños grupos que como nosotros buscan la cima, los más madrugadores remarcan la huella que la nieve recién caída por la noche ha borrado.
No olvidemos que se trata de alta montaña y es necesario saber manejar los crampones y el piolet para progresar por el glaciar. No queremos tener ningún susto.
Unas cuantas zetas más, alguna mano a la roca y tras 5 horas de ascenso estamos ante el famoso paso de Mahoma. Como esperábamos, su estado es delicado, nieve acumulada en los pasos y rocas heladas, pero nosotros no nos lo pensamos, mochilas fuera y sin quitarnos los crampones cruzamos al otro lado.
Sus pasos aéreos y pequeñas trepadas complican este corto, pero peligroso, paso a la cima, aunque la experiencia en montaña y escalada juegan a nuestro favor. Delante de nosotros, la gran cruz y la virgen del pilar nos indican que hemos llegado.
Por muy contentos que estemos, aún no es tiempo de celebraciones, hay que volver y el camino no es fácil. La antecima se llena de otros grupos, pero son muy pocos los que se atreven a pasar.
El camino de vuelta lo hacemos distinto, buscando una ruta circular y evitando así las rocas heladas de la subida.
El camino baja como una diagonal perfecta hasta el ibón de Salterillo y de allí, a la plana de Aiguallut. A nosotros se unen un par de grupos que se animan a nuestra ruta circular.
Un total de trece horas y más de 1500m de desnivel pero ya estamos en el coche. Casi no nos lo creemos, ha sido duro, el tiempo nos había preparado alguna sorpresa, pero nosotros conseguimos subir y bajar de la cima del Aneto en un día que siempre recordaremos.
Pese a su baja visión, Raúl siempre demuestra que está por encima de cualquier situación por difícil que sea. Un ejemplo de superación y dedicación, acompañado de una envidiable condición física y habilidad técnica.
(Raúl) En este tipo de situaciones, en las que te expones a resbalones, tropiezos o posibles caídas graves, las afronto con decisión ya que mi visión me hace centrarme solo en el paso que estoy dando, sin ser muchas veces plenamente consciente de los riesgos que hay más allá.
En este caso podríamos decir que mi baja visión representa una ventaja mental, a la hora de mantener la calma en situaciones expuestas, frente al resto de personas que les generan inquietud y puede llevarles a cometer errores.
Sábado y Domingo, 19 y 20 de septiembre
Creo que nos merecemos un descanso y bajar el ritmo, la semana ha sido tan intensa como satisfactoria, pero el esfuerzo del Aneto se nota.
Aprovechamos la visita para acercarnos al refugio del Ángel Orús el sábado y al Ibón del Toro el domingo.
Ambas excursiones son típicas del valle, asequibles si se está en buena forma física y de las que se puede disfrutar de grandes paisajes.
Con esto ponemos punto y final a ésta nuestra escapada. Hemos disfrutado como niños y lo vamos a echar mucho de menos cuando volvamos al día a día. Benasque es un lugar precioso con un montón de cosas que ver y hacer, sobre todo si amas la montaña como nosotros.
Solo nos queda agradecer a la FAM por su ejemplo de apoyo a la integración en la montaña de personas con discapacidad. Siendo un referente dentro de las distintas federaciones de montaña autonómicas.
Espero que os haya gustado, nos vemos en la próxima.