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CLUB MEDIO NATURAL & DISCAPACIDAD

PREPARACION EXPEDICION

PREPARACION EXPEDICION

 

6 de julio, entrega de material.

¡Comienza el espectáculo! Este es el punto de partida real de la expedición. Nos hemos reunido los siete, nos hemos presentado a los que no conocíamos y a empezar a repartirnos el material, el individual y el colectivo. Sin saber muy bien cómo, el petate que parecía insondable está ahora hasta los topes; al final habrá que empujar, como siempre, para que quepa todo. Todos parecemos estar de buen humor y es que las ganas se notan.

6 de julio, Via ferrata del Sorrosal.

Decidimos hacer la ferrata del Sorrosal por la tarde. Hubo que echarle mucho amor propio para arrancar, venciendo la galvana que teníamos después de comernos un bocadillo enorme en una sombreada terraza. La primera parte de la vía fue un poco pesada por el calor que hacía pero enseguida nos encañonamos sobre el río y el ambiente cambió completamente. Resulta impresionante estar colgado en la pared sobre tal cantidad de agua. La ferrata está muy bien equipada y en ningún momento existen pasos inseguros así que resultó una ascensión disfrutona y tranquila.

7 de julio, ascensión al Vertice Anayet.

Arrancamos por la Canal Roya, por la margen izquierda del río,  a paso tranquilo. El terreno es muy tendido y sólo en algún punto plantea dificultad al tener que atravesar los restos de aludes caídos durante este invierno. Al cabo de aproximadamente una hora cruzamos al otro lado del río y empezamos las rampas, en algunos tramos bastante exigentes, que nos llevan al Vértice Anayet en otro par de horas. El día es muy caluroso y sudamos lo que no está escrito antes de alcanzar la cima. Bajamos hacia el collado y desde ahí a los ibones por un nevero todavía importante para la época del año en que estamos. El resto de la bajada no podemos disfrutarla gran cosa que vamos apuradillos de tiempo, así que sin parar hasta Canal Roya, atravesando una y otra vez riachuelos bien cargados de agua que, al menos, refrescan la ruta.

11 de julio, ascensión al Borreguil de la Cuca.

Son las 08:20 de la mañana cuando comenzamos la marcha en Canfranc-estación. Dejamos uno de los coches en  “Rioseta” ya que nuestra intención es acabar en el antiguo refugio militar.

El invierno y la primavera han modelado un recorrido bonito, muy bonito; El entorno por el que nos movemos está totalmente verde y húmedo. La senda por la que nos movemos sube en suave zig-zag. Barni está hecho un campeón, con algún que otro tropezón pero sin problemas.

Hacia los 1.700 metros nos encontramos con los primeros “problemillas”: la multitud de aludes de este invierno, han barrido la senda con multitud de arboles caídos que hacen difícil la travesía. Decidimos subir hasta la fuente de Centenario y, tras una bonita diagonal ascendente por campo a través, retomamos la senda.

Llegamos al collado en poco más de dos horas. La panorámica es impresionante. Canfranc a nuestros pies y las murallas de Tortiellas a nuestra derecha sin palabras.

Bajamos en dirección al ibón seco de Tortiellas por una empinada senda que nos obliga a pisar algún que otro nevero, cosa que agradece Barni ya que le sacamos de las “odiosas” piedras. En poco más llegamos al ibón y posteriormente, tras la subida obligada, a la base del telesilla de “La Tuca” en la estación invernal de Candanchú.

Tras la “obligada” parada para hidratarnos y comer algo ligero, continuamos la bajada por la senda que tras el “paso del arbolito” nos deposita en Rioseta.

Ya solo nos queda disfrutar de la refrescante y “obligada” cerveza y deliciosa comida que nos sirven en Canfranc. Hemos acabado satisfechos.


13 de julio, ascensión a la Gran Facha. 

Madrugón importante y a las seis y cuarto de la mañana ya estamos en marcha que el día va a ser largo. Las mochilas pesan como muertos porque además de crampones, piolets, arneses y demás, llevamos lo necesario para hacer noche en el refugio, pero como el camino es bueno vamos subiendo cómodamente hasta llegar a un riachuelo que no tiene vado seco, así que lo cruzamos a saco, empapándonos las botas, lo que no hace demasiada gracia teniendo en cuenta la cantidad de horas que nos quedan por delante. En algo menos de tres horas nos plantamos en el refugio de Respomuso. De ahí en adelante el camino se vuelve más incómodo, con grandes piedras pero, ¡oh, fortuna!, enseguida llegamos a una pala de nieve de unos 300 metros de desnivel y, crampones puestos, subimos hasta el pie de la cresta como señoritos. La cresta es un terreno incomodísimo para ciegos: demasiado irregular y empinado para andar y demasiado tumbado para escalar. Al inevitable quinto golpe en las rodillas me da la impresión de que no voy a llegar arriba porque me duele todo (y las rodilleras muertas de risa en casa). Algo más de una hora nos cuesta llegar a cima, Barni, Pedro y Adolfo ya han llegado, hay el tiempo justo de comer un bocado y salir pitando hacia abajo que tenemos la tormenta casi encima. Destrepamos la cresta despacio y, cuando llegamos a su pie, paramos a comer algo que los tres estamos cansados, yo de rebotar en las piedras y Manolo y Moisés de asegurarme y darme indicaciones, nos estan esperando el resto del grupo. De ahí hasta Respomuso descendemos sin prisa pero sin pausa, con un ojo en el camino y otro en la tormenta que tenemos muy cerca. Nos ha costado once horas pero ya hay otro 3.000 bonito que apuntar en la lista.

 14 de julio, ascensión a las Frondiellas.

Salimos desde los 2.200 metros de Respomuso. Sin ser muy exigente, la subida tiene más pendiente que la de la Gran Facha, con lo cual tomamos altura enseguida. En menos de una hora llegamos al inicio de la gran pala de nieve que nos tiene que llevar hasta la cima así que crampones, casco, piolet y hacia arriba. A unos 200 metros de desnivel de la cima la pala toma más pendiente pero como la nieve no está muy dura subimos con mucha seguridad. Sin darnos cuenta, y cuando ya me estaba maliciando yo que igual nos encontrábamos arriba una cresta como la de la Gran Facha, alcanzamos la cumbre: pico noble y fácil éste 3.000 de Frondiellas. Por seguridad bajamos la parte superior del nevero con un par de rápeles y de ahí a Respomuso, y luego a la Sarra, un paseo militar.


14 de julio, paso del Barranco de Respomuso.

21 de julio, Barranco Gorgonchon.

El domingo decidimos hacer un barranco. Éramos un total de ocho amigos. La noche antes había habido tormentas en la zona que inicialmente teníamos prevista del barranco de la Peonera con lo que éste bajaba revuelto y con mucho cauce, así que cambiamos el objetivo por el Gorgonchón. Nos repartimos en los coches el material y, tras una aproximación de apenas veinte minutos por una senda fácil, nos plantamos en la entrada habitual del barranco, donde nos equipamos y nos dimos la primera zambullida en el agua para aclimatar un poco el cuerpo a la temperatura del río. El paso a través de las primeras pozas estaba resbaladizo pero no existía riesgo alguno así que fuimos bajando poco a poco y, en unos cinco minutos, nos plantamos ante los puntos más comprometidos del barranco, consistentes en un par de pasos de unos cinco metros de distancia cada uno durante los cuales hay que desplazarse en oposición (con la espalda en una pared y los pies en la de enfrente) con el río fluyendo con fuerza cuatro metros por debajo de nosotros. Aunque nos sentimos seguros es inevitable la subida de la adrenalina cuando se siente el vacío bajo uno mismo. Luego nos dejamos caer al cauce y todo el resto del barranco consiste en dejarse flotar y nadar a través de un fino tajo, de en ocasiones no más de cuarenta centímetros de ancho, que el agua ha ido tallando a lo largo de quién sabe cuánto tiempo, entre dos altas murallas de roca; es como si fuéramos hojas surcando una profunda acequia tallada por la mano de la Naturaleza. Tal vez no sea el barranco más divertido por faltarle saltos, toboganes, rápeles o tirolinas pero, desde luego, es especial: al cabo de un par de años puede que no recuerdes las características de otros barrancos pero el que ha hecho el Gorgonchón siempre sabrá describirlo.

22 de julio, Candanchu.

Dedicamos la jornada a realizar esta video y alguna foto con Barni, esperamos que os guste, si estais interesados en descargarlo en alta difinición aqui os dejamos el enlace, tambien la amenizamos con entrevistas, fotos y filmaciones con los diferentes medios de comunicación que acudieron a nuestra convocatoria de prensa. Gracias a todos por la difusión.

31 de julio, Burgos.

Este dia nuestros compañeros del Club Montañeros Pradoluengo Ricardo Garcia (Barni), montañero con discapacidad visual y Pedro Arceredillo, jefe de expedición y guia miembro del Grupo Militar de Alta Montaña. Presentaran a los medios de prensa y al publico en general este proyecto. Sera a las 11:30 horas en la sede de la Diputación Provincial de Burgos.

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